Gritarle a los cuatro vientos
en aquel cerro
lleno de paz y esperanza.
Descansar bajo una sombra
que nos cobija,
el atardecer veraniego.
La suerte viaja con nosotros
cruzando límites
y pasando fronteras ajenas.
Cuando la posibilidad
del mal termina,
existe, no se evidencia.
Fotografía: Jonathan Aguilar
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