Me dijiste que no temías a nada,
pero mentiste.
Pues el temor
no se considera virtud.
Aferrándote para no caer
huyendo de criaturas
que reptan
o caminan en ocho patas.
Aferrándote a la luz
antes de que anocheciera
escapando de cualquier
espacio confinado
que te quisiera oprimir.
Te dije que no temía a nada,
pero la verdad,
debo confesar
mentí.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario