Bronces
los tonos que veía cuando me iba en la nada.
La entrada a lo desconocido por el cilindro infinito grisáceo,
donde encontraste
atardeceres en días cotidianos
que pensabas te sacaron de la cotidianidad.
Luces tenues que marcan el final de lo que era y el inicio de lo nuevo, lo auténtico
porque si yo no tomara caminos
la existencia, en sí,
sería distinta.
Tan distinta que yo no sería
a quien vos creías conocer.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario